Pese a su doble discurso, el PRO bajó el gasto educativo en CABA, Provincia y Nación
abril 16, 2021El presupuesto educativo 2021 de la CABA es el más bajo de la gestión PRO. Como Presidente, Macri recortó un 35% los fondos en educación. Vidal hizo lo suyo en PBA, con un recorte del 27%
La decisión de Alberto Fernández de suspender la presencialidad en los colegios del AMBA por dos semanas terminó de desatar un conflicto político que latía cada vez más fuerte. Campaña modo on, el PRO se volcó definitivamente a la confrontación, ya no con las apariciones de Bullrich o Macri, que nunca manejaron otro registro político que la más irracional de las polarizaciones, sino con la radicalización del dialoguismo larretista. Lo que se amagó como un quiebre definitivo en septiembre del año pasado por la quita de un punto de coparticipación a la CABA, parece hoy haberse vuelto una realidad sin retorno, con el escenario electoral por delante. Finalmente, las palomas se decidieron a cambiar su plumaje por el de los halcones.
Pero si se observa cómo gestionaron (y gestionan) las políticas educativas durante sus gobiernos y se las contrasta con la pose marketinera que el larretismo actuó este jueves, más que halcones les cabría el nombre de caranchos. Y es que tanto en la CABA, donde gobiernan ininterrumpidamente hace catorce años, como en sus fugaces mandatos al frente de Nación y la PBA, el resultado de las gestiones PRO fue siempre el mismo: una brutal caída en los recursos destinados a la educación, tanto en cuestiones estructurales como la infraestructura, como también en políticas educativas y los salarios del personal docente. Aunque hoy graznen y cacareen en los grandes medios y la Justicia, número mata relato, y el PRO no tiene una sola cifra de la cual agarrarse para justificar su caranchismo electoral en el momento más penoso del país.
EL PRESUPUESTO MÁS BAJO DESDE QUE GOBIERNAN
Aunque Larreta y Soledad Acuña sobreactúen una supuesta preocupación por la educación de porteños y porteñas, lo cierto es que desaprovecharon oportunidades concretas para materializar las buenas intenciones que muy bien saben declamar en conferencias de prensa o en reuniones por Zoom. La primera fue en 2020. El que terminó siendo un año sin clases, fue también un año sin reformas edilicias, sin mejoras concretas en la conectividad, sin diseño de estrategias de movilidad que previeran una situación como la actual, por citar algunas cuestiones que hoy podrían estar marcando una diferencia. Únicamente con el voluntarismo de adelantar el inicio de clases unos días, se arrancó el ciclo lectivo en las mismas condiciones estructurales pre pandemia. Resultado: la implementación de los protocolos terminó llevando a que los y las estudiantes tuvieran en lo que va de 2021 menos tiempo concreto de clases que en el mismo período del 2020, a raíz de los numerosos aislamientos preventivos de burbujas producto de los casos positivos, según informaron desde UTE. Previsible, aunque se le haya escapado al gobierno de la planificación.
En segundo lugar y en relación a lo anterior, la gestión Larreta también pudo haber traducido hacia fin de año todas las críticas que su Ministra de Educación esbozara en noviembre hacia los y las docentes en un presupuesto acorde a esas posturas, que demostrara esa vocación transformadora del sistema educativo que tanto pregonan. Pero hizo todo lo contrario. El 17,18% asignado a Educación en el Presupuesto 2021 de la CABA es el más bajo en todos los años de gobierno PRO. De hecho, la partida viene perdiendo participación en el total presupuestario ininterrumpidamente desde hace una década.
Cuando Macri asumió la Jefatura de Gobierno en 2007, el porcentaje del presupuesto asignado a la educación rondaba el 30%. En 2011, al término de su primer mandato, la partida representaba un 27% del total. La “herencia M” que Larreta tuvo que aceptar cuando accedió a su primer mandato a fines de 2015, fue un presupuesto con solo un 22% destinado a Educación. Progresivamente ese porcentaje se fue reduciendo año a año hasta llegar a este 2021, en el cual la fuerza política porteña hizo de la educación su principal bandera de confrontación con el Gobierno Nacional, al mismo tiempo que redujo los recursos destinados a esa partida en su distrito madre a su mínimo histórico.
El aumento nominal para este 2021, año en que debía recuperarse en términos educativos el costoso proceso de confinamiento 2020, fue de casi 22 mil millones de pesos más que el año pasado. Esto representó un 26,9% de aumento con respecto al presupuesto 2020, que cruzado con el 29% de inflación proyectada por el propio Gobierno de la CABA arroja un recorte en términos reales de 2,1%. Y, si se lo compara con las expectativas inflacionarias de más del 45% que el mercado cambiario planteó desde finales del 2020 y que numerosos referentes y economistas PRO agitaron y siguen agitando, el ajuste real supera el 7%.
Las áreas en las que estos recortes más se expresan son, paradójicamente, aquellas cuestiones que hubiera resultado necesario reforzar para afrontar una segunda ola de la pandemia de la que nadie dudaba. De los 3.600 millones destinados a mantenimiento escolar en el presupuesto 2020, se pasó a 3.400 millones en 2021, una quita del 6,4% en términos nominales y de más del 40% si se proyecta una inflación alrededor del 35%. En cuanto a la construcción de nuevos establecimientos, el ajuste es aún más feroz. De los 3 mil millones presupuestados en 2020 para dicho fin, se baja a 1.400 millones para el corriente año, lo cual representa una baja del 97% considerando la inflación interanual. En otras palabras, aunque Larreta y Acuña se llenen la boca hablando de garantizar las clases presenciales, las obras en infraestructura edilicia que proyectaron para, por ejemplo, garantizar mayor superficie en aulas que permitan las divisiones en burbujas, o el mantenimiento de los establecimientos existentes para su total aprovechamiento, se redujeron al menos a la mitad del ya magro 2020.
Otra área importante que sufrió el tijeretazo larretista es el de las becas estudiantiles. De los 1.500 millones en 2020, sólo se planteó subir este ítem a 1.600 millones en 2021, un mísero aumento nominal del 6,67%. Con la inflación del 13% en este trimestre confirmada ayer, ya a esta altura del año puede hablarse de un recorte real del 6% en las becas, y todo lo que crezca la inflación de aquí en adelante engrosará ese vergonzoso porcentaje. Por su parte, la Dirección de Gestión Estatal también sufrirá una baja interanual del 4,9%, los Programas de Extensión y Capacitación de un 25%, la Escuela de Maestros tendrá 16,7% menos de recursos, y Fortalecimiento de la Comunidad Educativa contará con un 18,3% menos. Todos ajustes que irán creciendo en la medida en que la inflación se más alta de lo proyectado, excepto que el Gobierno destine partidas extrapresupuestarias a estos ítems, lo cual iría en contra de su tendencia histórica a la sub ejecución presupuestaria educativa. Por otro lado, vale resaltar aquí también el contraste entre el recorte en Educación y el alza de otras partidas, mucho más identitarias para el PRO, como Seguridad o Publicidad y Propaganda, concepto para el que se destinaron 6,6 millones diarios en 2021.